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Como si nada



Saltó ágilmente de la cama y recogió el tanga del suelo. Se lo colocó sin prisa para luego ir en busca de los pantalones ¿Dónde se había quedado el sujetador? Ah, sí, sobre la mesa del pasillo... Volvió a entrar en la habitación y se sentó en el suelo para atarse las zapatillas. Él la observaba desde la cama, con expresión neutra, imposible averiguar qué pensaba. Pero en realidad a ella tampoco le importaba demasiado. Tras levantarse le besó fugazmente en los labios, cogió las llaves que esperaban sobre la mesilla y salió sin volver la mirada. Ya en el pasillo, su voz le llegó divertida: "¡No te olvides la camiseta en la cocina!" Por respuesta sólo obtuvo el chasquido de la puerta al cerrarse.
Ya en el ascensor, ella rebuscaba preocupada en su bolso hasta que rozó con la punta de los dedos lo que le faltaba. Sacó entonces cuidadosamente el corazón y lo colocó en su sitio. Aprovechó los últimos segundos para atusarse el pelo y quitar el exceso de rímel de la noche anterior. Sonrió al espejo y salió a la calle como si nada, como si todo.

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